Aníbal Paz y ese llamado que le cambió la vida

Aníbal Paz tiene 23 años y, gracias a una prueba, llegó a San Martín. Creció en Obanta, muy cerca de San Pablo, junto a sus padres, siendo el primero de siete hermanos. Pese a las dificultades que tuvo que superar, nunca abandonó el sueño de ser profesional y triunfar en La Ciudadela su próxima meta.

Desde muy chico pasó sus tardes la cancha de San Pablo, el club que le brindó la posibilidad de jugar a la pelota. Las pruebas en otros clubes nunca le faltaron, pero siempre encontró alguna razón para regresar. Debutó en el Regional Federal Amateur en 2023-2024, en una tarde inolvidable, con gol incluido: “Se lo dediqué a mi papá, que me estaba mirando desde arriba de un auto”, explicó. Recuerda haber vivido grandes momentos allí, como haber salido campeón en el torneo de Liga, en el partido disputado nada menos que en La Ciudadela.

Sus buenos momentos le permitieron convertirse en refuerzo de Argentinos del Norte, en donde apenas cinco partidos le alcanzaron para abrochar el ascenso a la Primera de la Liga, a finales de 2024. Con algunas ofertas sobre la mesa recibió el llamado que alguna vez había soñado: una prueba en San Martín, la oportunidad que necesitaba para demostrar que podía dar el salto definitivo al profesionlismo.

Cuando llegó al club, el día de la prueba, recuerda que jugaron contra el plantel de la Liga, un día de calor y con mucha ansiedad por jugar. Los ensayos pasaban y el llamado se hacía esperar, mientras entrenaba junto con el plantel que se estaba armando para iniciar la competencia en la Primera Nacional. Siempre estuvo acompañado por Gustavo Abregú y Guillermo Rodríguez, sus primos de sangre. “Acostumbrarme acá siempre fue más fácil y un alivio gracias a ellos; sus palabras de aliento y su contención son muy importantes”, expresó.

“Pensaba que ya no me iban a llamar”, confesó Paz, pero, finalmente, lo convocaron para entrenar. Del primer día, recordó que entró por primera vez al vestuario del equipo profesional y tuvo sus primeros contactos con sus nuevos compañeros: “A ‘Pepe’ y a Cuevas los veía por la tele”.

En su nuevo día a día, compuesto por nuevas rutinas y responsabilidades, reconoce que su familia es su gran contención. Destaca el apoyo de su madre y rememora los días camino al Club San Pablo junto a su hermano: “Cuando les conté que me quedaría en San Martín, mi mamá se puso muy contenta y empezó a llorar”. También destaca que una gran fuente de apoyo es Solarena Assan, coaching deportiva del Santo, quien se ha convertido en su sostén en esta etapa, en donde lo acompaña y lo escucha siempre que lo necesita. Pero en su fuero interno siente que su hijo, que pronto cumplirá su primer años, se convirtió en su principal motor : “es lo mejor de mi vida”, y todo lo que hace es por él, “para darle lo mejor”. 

Desde que cruzó por primera vez el portón del Complejo Mirkin, Aníbal sabe que su vida ha cambiado por completo. Destaca que aprendió a ponderar el descanso y la buena alimentación, dos herramientas que lo ayudan mucho a mejorar, aunque también tiene en cuenta que, día a día, aprende sobre cuestiones tácticas. El salto fue grande y, anhela que, con el tiempo podrá soltarse y ganar más confianza.

Aníbal es, desde siempre, volante por izquierda, pero expresa que de enganche y suelto por la cancha encuentra más opciones para desempeñarse. Se siente más hábil con la pelota, en el mano a mano, para ayudar en el juego a sus compañeros: “Hablábamos con el ‘Nene’ Verón, que quizás alguna vez juguemos juntos y yo pueda asistirlo”.

Destaca que siempre estará agradecido con el cuerpo técnico, y con Ariel Martos ya que, para él, son pocos los que "miran para abajo", y haberle dado la oportunidad de ingresar a San Martín es algo que no olvidará jamás. 

En el debut, en la fecha 12 del torneo, ante Arsenal de Sarandí, Paz ingresó a los 70’ del segundo tiempo. Recibió la indicación de divertirse y estar tranquilo. Sabía que sus primeros minutos iban a ser complicados porque el equipo debía sostener el resultado, por lo que debía enfocarse en defender, pero también quería jugar y generar situaciones.

“Siento que podría haber hecho más, pero quiero seguir trabajando para ganarme mi lugar. En los entrenamientos aprendo mucho, estoy dando lo mejor para estar y sumarle al equipo. Hay muchos chicos que son muy buenos, que también merecen estar y jugar”, explicó sobre sus primeros minutos con la camiseta roja y blanca.

Como los sueños están para cumplirse, una semana después logró debutar en La Ciudadela, algo que anhelaba desde el primer día. : “La gente es impresionante, desde abajo se escucha todo, te pone la piel de gallina, explota la cancha. Acá es algo muy diferente y lindo”.

Con las emociones todavía transitándole por el cuerpo, Paz es consciente de que en tres años pasó de jugar en la Reserva, a salir campeón en Primera, a tener su primera experiencia en un Regional, para luego salir campeón de la Primera B y, finalmente, a debutar en San Martín.

Más de una vez, Paz creyó que su momento en el fútbol ya había pasado y que su futuro atado a la pelota se volvía difuso. Pero ese primer llamado para iniciar las pruebas en el complejo fue una señal. Sintió que tenía que estar para poder demostrar que podía ganarse un lugar en el plantel.